TENDIENDO PUENTES: La Pedagogía de la Danza como Herramienta Micropolítica
Cuando hablamos de los esfuerzos de una sociedad hacia la inclusión, lo
primero que me pregunto es: ¿Quiénes están excluidos de esa sociedad? y ¿Por
qué? En la búsqueda de respuestas a esas preguntas me he encontrado con ciertas
ideas de pensadores que más o menos directamente atienden el tema de la
inclusión, pero que además develan paradigmas de pensamiento que exponen temas
centrales en la problemática de la exclusión y discriminación. Les propongo
desmenuzar en conjunto ciertos textos me han ayudado a comprender este fenómeno
de una manera corporeizada en mi practica pedagógica y que han influenciado mi
pensamiento artístico, ya que voy a hablar desde mi experiencia como bailarina,
pedagoga de técnicas corporales y artista de la danza.
En mi carrera como bailarina, especialmente en los años de formación,
siempre hubo un modelo ideal al que perseguir, promovido directamente desde las
cabezas de las instituciones educativas. Este ideal no era solo un compendio de
extremas habilidades físicas técnicas y artísticas que alcanzar, pero también
un claro modelo físico que era reproducido más o menos tácitamente. Por
ejemplo, se halagaba constantemente la delgadez, la talla alta, las
proporciones armónicas del cuerpo e incluso se prefería un fenotipo de tez, ojos
y cabello claros. Para muchos artistas creadores de danza, estas prácticas e
ideología son aberrantes y van en contra de su ética artística. En varias
escuelas y compañías de danza en el mundo se ha generado desde hace tiempo una
consciencia de la riqueza que aporta la diversidad a la danza. Pero para mí,
esta fue la realidad que viví en más de una institución educativa en mi proceso
de ser estudiante para bailarina profesional, hace ya más de diez años.
Realidad de la que he tratado de mantenerme alejada durante mi carrera
profesional, trabajando de cierta forma desde la periferia. Con mi trabajo como
miembro fundador, apoyé a la formación de un grupo de danza independiente con
proyectos sólidos sostenidos en el tiempo como fue Colectivo Zeta y creé mi propio
espacio de enseñanza en Quito, Moleko Danza Estudio, donde el paradigma de
educación está basado en proyectos artísticos pedagógicos que priorizan el
proceso de enseñanza aprendizaje y experimentación sobre el producto artístico
como tal.
Hoy, desde mi posición de pedagoga y artista de la danza, realizando mi
investigación de maestría, he reflexionado sobre las ideas problemáticas que
han generado, en mí, esta alienación de lo que parecía ser la danza en relación
al cuerpo y he buscado formas de pensamiento que me permitan generar una danza
emancipada de prácticas excluyentes, que sea irreverente a los cánones
obsoletos de belleza y que haga caso omiso a los ideales propios de una
sociedad que está en decadencia. Veo cada vez con más frecuencia que el mundo
de la educación profesional de la danza ha entendido que no hay un solo estilo
de cuerpo que sea apto para bailar, que no hay estilos o técnicas de danza que
sean absolutas en cuanto a la formación de bailarines, que la multiplicidad de
voces, colores, ideas y capacidades es lo que permite al arte hacer lo que
mejor hace: remover consciencias y amalgamar cuerpo y concepto. Sobre todo, veo
que el paradigma de educación de la danza está cambiando de ser una producción
de atletas, soldados del movimiento estético a ser el espacio-tiempo en que
seres humanos devienen artistas, pensadores con el cuerpo, cuerpos
inteligentes, seres sensibles al mundo con herramientas creativas que pasan por
su cuerpo-mente como unidad indivisible. Esa es la dirección en la que yo
dirijo mi práctica.
En esta ponencia quiero compartir con ustedes mis reflexiones sobre tres
textos que encuentro importantes para comprender mejor el fenómeno de la
inclusión en la pedagogía artística. Empezaré con el texto de Lennard Davis,
Reforzando la Normalidad, quien cuestiona el origen de los estándares que
concebimos como normales. Seguido de esto hablaré sobre cómo, de la obra de
Suely Rolnik y Felix Guattari, Micropolíticas: Cartografías del Deseo, texto
que nos da luces de cómo desde nuestro campo de acción somos agentes activos de
cambio en la sociedad. Finalmente, basada en el texto de Jenny Seham, Educación
de la Danza para Estudiantes con Discapacidades, haré un resumen de la
metodología propuesta por la autora y
explicaré como estos principios pueden ser trasladados a otros campos de
trabajo. Durante el transcurso de esta conversación les invitare a realizar
algunas actividades. Para estas necesitaremos lápiz y papel o un celular con
grabación de voz. Ya que escribiremos o grabaremos, a manera de pensamiento
automático, reflexiones sobre los temas tratados, las instrucciones serán dadas
más adelante. El contenido de las notas es privado y no será leído por nadie
más que ustedes mismos.
¿Qué significa ser “normal”?
Implicaciones socio políticas de estar o no en el promedio
“Medimos
nuestra inteligencia, nuestro nivel de colesterol, nuestro peso, altura,
impulso sexual y dimensiones corporales sobre cierta línea conceptual desde
subnormal hasta sobre el promedio. Consumimos un balance mínimo diario de
vitaminas y nutrientes basado en lo que debería consumir un humano promedio.
Nuestros niños son clasificados en la escuela y puestos a prueba para
determinar si calzan en una curva normal de aprendizaje, de inteligencia. Los
doctores los miden y pesan para ver si están sobre o bajo la curva de peso y
talla. Probablemente no hay área de la vida contemporánea en la que una idea de
norma, media o promedio no haya sido calculada.” (Davis, 1995)
Lennard
Davis nos invita a prestar atención, dentro del contexto del estudio del cuerpo
con discapacidades a la idea de norma y lo que consideramos la medio o el
promedio. Voy a hablar sobre el contenido del capitulo Construyendo Normalidad
que encontramos en el libro Reforzando la Normalidad: Discapacidad, Sordera y
Cuerpo. Es central en el estudio de las discapacidades y en la educación
artística inclusiva, hacer un cambio de enfoque para entender la problemática.
¿Cuándo algo no entra en el molde, no sería lo mejor revisar el molde? ¿Cuáles
son los parámetros a los que tratamos de ceñir a los niños, a los estudiantes,
a nosotros mismos como adultos profesionales, como amantes, como artistas, como
humanos? Davis sugiere que el problema de la persona con discapacidad radica no
es su impedimento o enfermedad sino en como la construcción de la normalidad lo
excluye de la sociedad en tanto esta fuera de la norma. Davis asevera que el
proceso social de discapacitación llega en la era de la industrialización junto
con otros discursos y prácticas excluyentes que se manifiestan a fines del
siglo XVIII y siglo XIX como el género, la raza, el nacionalismo, la
orientación sexual. Dentro de este contexto, podemos pensar que el concepto de
norma, media o promedio no es tanto una condición humana, como una
característica de un cierto tipo de sociedad, que al adoptar esta forma de
pensar esta creando paralelamente la concepción de subnormal, anormal, extremos
y desviaciones. En estas sociedades donde opera el concepto de norma, el cuerpo
de la persona con discapacidad estaría localizado por fuera de la media o como
una desviación de la norma.
La palabra
normal entra en su acepción actual en el idioma inglés solo en 1840, entendida
como usual, regular, estándar, el tipo común. La palabra norma en el sentido
moderno se empieza a utilizar a partir de 1855. Es interesante citar estos
datos, ya que esta corta vida de la
palabra normal o norma nos invita a pensar en la posibilidad de una sociedad
donde estos conceptos no operaban. Sin embargo, Davis nos expone inmediatamente
la noción del ideal, que ha estado presente en el arte Occidental mucho antes
de esta discusión sobre la norma. Como el mejor ejemplo, las muchas
representaciones de la figura de Venus, este cuerpo mítico y poético que
pertenece al reino de los dioses, que, por tanto, instaura un modelo de belleza
inalcanzable para los humanos en la cual la gran mayoría de los pobladores de
este planeta nos vemos excluidos, sin representación. El problema, desde mi
perspectiva, no reside en que la belleza sea retratada en el arte, más en el
valor absoluto que se le otorga a la belleza como epítome de la creación
artística. Todavía más problemático es el
hecho de que un fenotipo en particular se imponga en la escala subjetiva de la
apreciación de la belleza como la superior.
Davis
explica como la construcción de este ideal se representa claramente en el
trabajo de Françoise-André Vincent que lleva por nombre (1789, Museo de Louvre,
Paris) o Zeuxis eligiendo como modelos a las chicas más hermosas de Crotón. En
esta pintura lo que vemos es al pintor escogiendo entre las modelos quienes
prestarán partes de su cuerpo para dar forma a la Diosa Afrodita quien
representa el ideal de belleza. Lo que Davis nos hace ver trayendo a colación
esta obra es como se construyen estos ideales, de una manera inalcanzable,
ninguna joven en Crotón estará a la altura de ese ideal. Por definición el
ideal, dice Davis, no puede ser encontrado en este mundo. El autor pone en
contraste lo Grotesco como una forma visual inversa al ideal que posee una
cualidad transgresora que afirma la vida en esa inversión de la jerarquía
política.
Micropolítica, procesos de
singularización y revolución molecular
Vamos a
dar el salto hacia el siguiente texto, el libro es Micropolítica: Cartografías
del deseo, escrito a cuatro manos por la brasileña Suely Rolnik y el francés Félix
Guattari. El trabajo de estos autores me han ayudado a darle una profundidad
teórica a mi practica docente y a alcanzar un mayor nivel de comprensión de los
procesos que estoy llevando a cabo desde un punto de vista político enmarcado
en los procesos de subjetivación de las sociedades en las que habito. Por esta
razón creo que es pertinente traer este texto a colación en el marco de una
discusión sobre educación inclusiva. Quiero empezar nuevamente con una cita que
liga, desde mi perspectiva, directamente con el tema que acabamos de tratar en
el texto anterior.
“El orden
capitalístico produce los modos de las relaciones humanas hasta en sus propias
representaciones inconscientes: los modos en los cuales las personas trabajan,
son educadas, aman, fornican, hablan… y eso no es todo. Fabrica la relación con
la producción, con la naturaleza, con los hechos, con el movimiento, con el
cuerpo, con la alimentación, con el presente, con el pasado y con el futuro-en
definitiva, fabrica la relación del hombre con el mundo y consigo mismo.
Aceptamos todo eso porque partimos del presupuesto de que este es el orden del
mundo, orden que no puede ser tocado sin que comprometa la propia idea de vida
social organizada.” (Guattari & Rolnik, 2006, pág. 58)
Davis habló
del concepto de normalidad y cómo todo es medido para saber que tan cerca al
promedio están nuestros datos, aunque en ciertos aspectos como inteligencia y
belleza el ideal deseado sobrepase por mucho la media de la población. Ahora, Rolnik
y Guattari nos hablan de que ya dentro de nuestro inconsciente hemos aceptado
modos de relacionarnos y de actuar que tomamos por absolutas y que al
reproducirlas obedientemente nos mantienen dentro del orden, de la media y del
promedio.
Las
personas que trabajamos dentro de un marco social, artistas, educadores,
funcionarios públicos, trabajadores del campo social, todos aquellos cuyo
trabajo es interesarse por el discurso del otro, nos encontramos en un
encrucijada política y micropolítica fundamental (pág. 44) , dicen estos
autores. La micropolítica solo puede llevarse a cabo paso a paso, en cómo
hablamos con nosotros mismos y con los demás, cómo encaminamos nuestra practica
en el cotidiano, todo plano de la vida debe asumirse como un campo
micropolítico donde es relevante generar un proceso de cambio.
La
subjetividad propia de nuestras sociedades está asumida, pero el modo en el que
la vivimos es nuestro campo de acción micropolítica. Podemos asumirla en una
relación de alienación y dominación ante la cual nos rendimos o como “una
relación de expresión de creación, en la cual el individuo se reapropia de los
componentes de la subjetividad, produciendo un proceso” (pág. 48) que los
autores llaman singularización. Estos procesos de singularización podrían ser
entendidos como antídotos a esas voces que regulan nuestro accionar desde la
interiorización de valores capitalísticos y abren espacio-tiempo para el
desarrollo de nuestra propia escala de valores.
Lo que
generamos dentro del tejido social con nuestros procesos de singularización
enmarcados dentro de una micropolítica es una revolución molecular. Revolución
molecular que opera en niveles distintos al mismo tiempo, opera en nuestros
deseos, creatividad, sueños, la relación con nosotros mismos, la invención de
diferentes modos de relación interpersonal: con los colegas, con los hermanos,
en la escuela, en el hospital, incluso yo clamaría que en la relación con los
animales y con la naturaleza. “La revolución molecular crea mutaciones
conscientes e inconscientes en los individuos y en los grupos sociales.” (pág.
61)
La
micropolítica nos demanda una sensibilidad aun mas desarrollada ya que el
enemigo puede no estar en algo fuera de nsotros, sino encarnado en nosotros
mismos, en un amigo, en el discurso de algún líder con el cual nos alineamos. Esta
sensibilidad no se desarrolla únicamente desde el conocimiento racional y
teórico, tiene que haber una inclusión de los afectos y comunión con el cuerpo.
No solo se piensa la micropolítica, se siente la micropolítica en el cuerpo, la
revolución molecular empieza dentro de nuestra propia piel. En este sentido el
pensador de la dnaza: Lepecki nos hace la pregunta: ¿cómo reactivar un campo
afectivo político que pueda iniciar activaciones potentes de subjetividades
políticas y de movimiento? (Lepecki, 2013)
Para mi, la respuesta se mira la cola y dice: la micropolítica vivida desde
el propio cuerpo.
Los ejes
de la revolución molecular que son llevados a cabo por los grupos minoritarios,
ya que consideran “la problemática de la
subjetivación inconsciente en el campo de lo social, sin el cual dejarían
escapar el factor principal de la crisis de nuestras sociedades.” (pág. 144) La
discusión y colaboración entre minorías es un importante ejercicio de
revolución molecular, cada vez en el
terreno actual de la política esta vinculado a los cambios en la subjetividad y
se ve alterado por los proceso de la micropolítica.
Esta
revolución molecular que puede influenciar hasta la política internacional
empieza por transformar nuestra vida personal, nuestra relación con el cuerpo,
con la naturaleza, con la música, con el sexo y se extiende a todas las áreas
de nuestro accionar. Estas micropolíticas que llevan a cabos procesos de
singularización generan dispositivos que crean estructuras de apertura y
contactos que son imposibles de crear en aislamiento, son dispositivos vivos,
dinámicos, creados en conjunto para la especificidad de los grupos que las
practican, en armonía y coherencia con el contexto en que se encuentran y en
respuesta a las problemáticas que enfrentan.
Educación inclusiva dentro y fuera
del salón de danza
Cómo
último punto, me referiré al texto de Jenny Seham quien con muchos años de
trabajo en el campo nos habla en profundidad de los aspectos necesarios para
trabajar con grupos de habilidades mixtas, en su texto: Educación de la Danza
para Estudiante con Discapacidades.
El trabajo
de inclusión en la educación artística comienza mucho antes de entrar al aula,
antes, incluso de preparar una clase. En este texto la autora recalca la
importancia del trabajo interdisciplinar y la investigación en el campo de la
inclusión artística. Ha habido experiencias muy valiosas y aportes resultado de
esas investigaciones como lo muestra en el texto. Pero, yo insistiría en la
necesidad de que las investigaciones y los procesos de desarrollo de
metodologías, si bien basados en las experiencias previas y literatura sobre el
tema, deben desarrollarse in situ en el contexto y desde la noción de identidad
en donde se está trabajando. Por esta razón pienso que es fundamental,
organizar al gremio de artistas de la danza que están trabajando alrededor de
temas de inclusión, con un grupo de pedagogos y equipo médico, psicológico especializado
y que las instituciones competentes fomenten una plataforma de investigación
continua donde se puedan desarrollar más conocimiento e intercambiar saberes en
torno al trabajo inclusivo con las especificidades de cada grupo.
Cuando
cursaba la licenciatura en Ciencias de la Educación, recuerdo que una profesora
en clase de hizo un breve comentario con respecto a que los grandes aportes a
la Pedagogía se habían hecho trabajando con personas con necesidades educativas
especiales. Este comentario quedó grabado en mi memoria y creo que se aplica en
las siguientes dos categorías que Jenny Seham incluye en su texto para trabajar
en Educación Dancística con grupos de habilidades mixtas. La primera
“Principios y Conceptos vs. Forma” por muchos años y en algunas técnicas mas
que en otras la forma que adopta el cuerpo parece haber sido mas importante que
los principios biomecánicos que operan en el cuerpo. La autora nos sugiere
sobrepasar la forma y estudiar los conceptos y principios. La expectativa de
una forma especifica en el cuerpo puede ser una fuente de frustración y puede
dar pie a un aprendizaje superficial que no sea aplicable mas tarde en otro
tipo de trabajo. Por el contrario, el
trabajo con enfoque en conceptos y principios físicos permite un aprendizaje
profundo tanto cognitiva como muscularmente que permite al estudiante
apropiarse del contenido y usarlo mas adelante en nuevos contextos y en nuevos
retos.
El siguiente
aporte de Seham es lo que ella llama “Traducción” que se deriva del anterior ya
que sugiere que diferentes movimientos pueden ser traducidos a otras partes del
cuerpo o a la identificación y extracción de sensaciones físicas que permiten a
los estudiantes experimentar el movimiento solicitado, aunque presenten restricciones
de movilidad. Al traducirlo el patrón de
movimiento a otra zona del cuerpo el trabajo permite al bailarín experimentar
nuevos mapas corporales y desarrollar memoria muscular. Finalmente, la autora
nos recomienda mantener las tres leyes universales del aprendizaje en el
proceso de planificación, enseñanza y evaluación, las tres leyes son:
Principio 1: proveer múltiples medios de representación
Principio 2: proveer múltiples medios de acción y expresión
Principio 3: proveer múltiples medios de participación
Estas
líneas de trabajo demandan del docente estudio, análisis, creatividad,
pensamiento divergente y profundo conocimiento de su práctica artística y es un
trabajo es aplicable a todo tipo de educación.
Los
conceptos de normalización que han creado una expectativa internalizada en
cuanto a lo que significa estar dentro del promedio es la primera problemática
que tenemos que revisar dentro de nuestro propio sistema de valores. Podemos
entender desde la micropolítica cómo al identificarlos en nuestro propio
pensamiento, podemos dirigir nuestros esfuerzos a modificar conscientemente
estas expectativas internalizadas. Al modificar nuestro accionar estamos
generando procesos de singularización que llevan a una revolución molecular
que, afecta fibras internas del tejido social y tiene una incidencia en la
política pública e incluso internacional, cuando es entendida en colaboración y
diálogo.
Finalmente,
con los conceptos de normalización y de micropolítica en mente, podemos abordar
el trabajo dentro y fuera del salón de danza desde una investigación
interdisciplinar. Es imprescindible una aplicación de principios que permitan
trabajar con el rigor que el entrenamiento de la danza requiere y esperando el
máximo desempeño de cada estudiante, sin recurrir a expectativas superfluas,
sino a trabajo profundo del sistema nervioso y muscular en el campo afectivo y
simbólico.
Estamos
viviendo un cambio de paradigma de la educación tenemos la responsabilidad de
juntar esfuerzos e iniciativas para llevar a cabo este reto que los tiempos nos
exigen con un trabajo comprometido, en colaboración con otras disciplinas
profesionales y con el apoyo de políticas publicas y de las instituciones
competentes que generen la plataforma sobre la que los especialistas podamos
explotar nuestros conocimientos en favor de una educación digna, de calidad y
para todos.
Trabajos citados
Davis, L. (1995). Enforcing Normalcy: Disability, Deafness, and the Body. New York:
Verso.
Guattari, F., & Rolnik, S. (2006). Micropolítica. Cartografía del Deseo.
Madrid: Traficantes de Sueños.
Lepecki, A. (2013). The Politics Enjoyment. In
G. Siegmund, & S. Hölscher, Dance,
politics, and coimmunity (pp. 21-58). Zurich-Berlin: diaphanes.
Seham, J. (2017). Dance Education for Students
with Disabilities. In J. Crockett, & S. Malley, HAndbook of Arts Education and Special Education. Policy, Research, and
Practices (pp. 166-183). Londres: Routledge.

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